Los fatídicos 22-J (II)

El Siglo XX comenzaba a dar sus últimos coletazos en 1996 y España vivía tiempos de cambio con la victoria electoral del PP encabezado por José María Aznar, quien se mantendría en el poder hasta marzo del 2004. En EEUU, Bill Clinton volvía a ganar las presidenciales y afrontaba así su segundo y último mandato, que se vería salpicado por el caso Monica Lewinski. Mientras tanto, aquí en España, ETA secuestraba al funcionario de prisiones José Ortega Lara en enero y solo un mes más tarde asesinaba al profesor Francisco Tomás y Valiente.

¿Maleficios a mi? (EFE)

En 1996 la Eurocopa llegaba a la cuna del fútbol, Inglaterra. A la cita acudían las grandes favoritas de la época y que lo siguen siendo muchas veces más por el nombre que les acompaña que por el juego que desarrollan en el terreno de juego. Sin embargo, a la final, evidentemente, solo pueden llegar dos, y la anfitriona, en este caso Inglaterra, cayó en las semifinales del torneo tras perder contra Alemania en los penalties.

La selección germana fue la que se alzó con el título, el tercero de su historia y el primero como Alemania Unificada, al vencer por 2-1 en Wembley a la que había sido la revelación del torneo, la República Checa, capitaneada por grandes jugadores de la talla de Nedved o Bejbl, que jugó en el Atlético de Madrid desde el 96 hasta el 2000.

España, como casi siempre, llegaba de favorita para alzarse con el máximo trofeo de selecciones en Europa. El entrenador era el archiconocido Javier Clemente, famoso por su "patadón y pá´rriba" y por su graciosa locuacidad delante de los medios de comunicación. La selección se había clasificado como primera de grupo y los jugadores formaban un bloque que, más allá de las posibles individualidades, se mostraba fuerte atrás, con Hierro, Amor, Nadal o Rafael Alkorta, y con calidad arriba con Alfonso o Caminero entre otros.

Las expectativas levantadas se iba a mermar con el primer resultado obtenido por la selección: un pírrico empate a 1 contra Bulgaria, para la que marcó un jugador con muy malos humos: Risto Stoichkov. En el segundo partido, España volvió a empatar de manera agónica contra la poderosa selección Francesa. El gol de Caminero en el minuto 86 obligaba a España a ganar a Rumanía en el último partido, hecho que ocurrió el 18 de junio en el Estadio Elland Road, de Leeds. Una vez más, el combinado nacional marcó en los últimos minutos y con el gol de Amor en el 84 España se clasificaba para cuartos. Quedaban cuatro días para el 22.

Lleno absoluto en el mítico Estadio de Wembley. Era día 22 y España se jugaba los cuartos de final ni más ni menos que contra la anfitriona. Más allá de posibles tópicos, España jugó un buen partido, dominó más a la selección inglesa, pero faltó el gol y, a pesar de que era el primer año que se utilizaba el gol de oro a partir de los cuartos, la selección nacional no encontró portería y así se llegó a la tanda de penalties.

Los fantasmas de México 86 volvían a sobrevolar Wembley diez años después. Sobre la portería que defendía Seaman para Inglaterra se colocó, hipertérrito, el penalty fallado por Eloy Olalla en aquellos cuartos contra Bélgica. Los jugadores españoles le debieron ver allí presente y no pudieron hacer menos que imitar a su semejante. De esta guisa, Hierro mandó el primer penalty al larguero; los fantasmas comenzaron a festejarlo junto a los ingleses. Amor y Belsué marcaron los suyos, los ingleses no fallaban. Al llegar el cuarto, el turno fue para Miguel Ángel Nadal. Se lanzó sobre la pelota y el arquero inglés detuvo el lanzamiento.

La historia se repetía: otro 22 de junio, otro penalty fallado y España eliminada en cuartos. Mañana última entrega: Corea y Japón 2002.  Y esperemos que sea la última entrega de verdad.