Transportes públicos andaluces, SA.

Se describe aquí un viaje en autobús entre Estepona (Málaga) y Granada.

Un autobús de la empresa Portillo

A veces, un pequeño viaje en transporte público puede convertirse en una burda imitación de las aventuras que relata Blasftome en su blog.

La cosa, en principio, parecía sencilla: pretendía desplazarme desde Granada a Estepona (Málaga), unos 210 Km que en coche suelo hacer en 2:15 minutos y por un coste aproximado de 35 € (ida y vuelta).

Como no quiero imitar a ciertos medios que mezclan información y opinión, voy priemero a tratar de describir lo más objetivamente el viaje en autobús; al final daré mi opinión.

- 13:30. Tomo el autobús de línea 33 para desplazarme desde el Palacio de Congresos hasta la Estación de Autobuses de Granada.

-14:00. Llego a la Estación de Autobuses. Hay una cola tan larga para sacar billete que han dispuesto unos pasillos en forma de zig-zag para que el público no tapone los accesos.

-14:30. Ya tengo mi billete. Me dirijo a toda prisa al bar para no hacer el viaje con el estómago vacío. Me pido medio bocadillo de jamón con tamate. Cuando le doy el primer mordisco y compruebo con sorpresa que se trata de tomate frito (!).

15:00. El autobus sale con puntualidad

16:00. Estamos en Loja (no voy a caer en la vulgaridad de contaros lo que se decía antes de Bibiana Aído sobre la mujer de Loja), a 50 Km de Granada. El autobús sale de la autovía y tiene que atravesar la tortuosa población y hacer una pequeña parada.

16:55 Llegada a la estación de Málaga. El conductor dice a los pasajeros que el autobús (por cuestiones de tacómetro, etc) tiene que hacer una parada de ¡media hora! y obliga a bajar a todos los pasajeros, incluidos un matrimonio de jubilados. Hace frío y los pasajeros damos vueltas por el andén como pingüinos.

17:25 Salida de la estación de Málaga

17:35: Estamos a la salida de la ciudad de Málaga, a la altura del Palacio de Congresos y ya está el conductor poniendo el intermitente para salir de la autovía y tomar la dirección a Torremolinos. Hay que atravesar toda la población para llegar a la Terminal de Portillo.

18:00. Hemos logrado volver a la autovía y nos dirigimos a Fuengirola. Se repite la operación. Hay que atravesar toda la población: calles estrechas, rotondas, semáforos por doquier... Los viajeros nos entretenemos mirando los escaparates, sobre todo los de los chinos. Hay muchos.

18:15: Terminal de Portillo en Fuengirola. Los autobuses se apilan en doble fila en la mitad misma de la calle. A casi nadie parece extrañar la situación. Bueno, se oye un claxon pidiendo paso, pero con tranquilidad. Lo curioso es que en esta parada no sube ni baja nadie.

18:25: Estamos a punto de volver a la autovía (¡de donde nunca deberíamos de haber salido!). Está atardeciendo y el cansancio comienza a hacer mella.

18:45 ¡Marbella! anuncia el conductor. Una pareja de guiris se baja del bus. Menos mal que en esta ocasión no hemos tenido que atravesar la ciudad porque es la hora de salir del trabajo y las colas son de varios kilometros.

18:55 Estamos a la altura de El Corte Inglés de Puerto Banús. Es el comienzo de unas obras de soterramiento de la autovía que llevan ya años molestando a todo el mundo. Pero los políticos se lo han tomado con tranquilidad. Si a eso le añadimos lo semáforos de San Pedro, las colas se hacen muy lentas y pesadísimas.

19:20 Llegada a Estepona. Fin de trayecto.

De camino a casa trato de recopilar:

Si tenemos en cuenta que hemos atravesado el corazón de cinco o seis ciudades, es un milagro que sólo hayamos tardado 4 horas y media en recorrer unos 200 kilómetros, a unos 40 km/h de media, un poco más que una diligencia. Si le añadimos el urbano, he empleado un total de 6 horas. Se tarda menos en desplazarse a Londres, París, Roma, Berlín...embarque y recogida de maletas incluidos.

No puedo viajar en tren, por la sencilla razón de que en 2008 no existe una línea férrea entre Algeciras y Málaga ni conozco a nadie que utilice el tren para ir de Málaga a Granada. No puedo viajar en otra línea de autobús porque Portillo tiene el monoplio, a pesar de que la Unión Europea los prohíbe de forma explícita. Además, no hemos entrado en ningun momento en la autopista, como hacen otros autobuses de línea.

Y después de todo, doy gracias a Dios de que en este trayecto no pasara lo mismo que en el de ida: un conductor parlanchín, se distrajo y se "pasó" la entrada de Fuengirola, lo que supuso llegar con media hora de retraso a Granada. Mi relato no puede terminar como el de Borges. Cuando llegué al Palacio de Congresos, la Consejera de Educación, ya no esta allí...