La SGAE te vigila

¿Estás pensando en montar una fiesta privada con tus amigos para Nochevieja? Pues piénsatelo mejor antes de elegir el local y, sobre todo, la música, porque la Sociedad General de Autores Españoles (SGAE) está intensificando los controles a las canciones que suenan en fiestas y charangas.

"El Gran Hermano te vigila" contaba George Orwell en unas de sus mejores novelas distópicas: "1984". En ella, el todopoderoso órgano de control del Partido Único conocía a la perfección lo que hacía cada cual, y lo que pensaba también mediante la Policía del Pensamiento. En esa sociedad totalmente adoctrinada cualquier acción que se saliera de los márgenes permitidos por el Gran Hermano podían acarrear la muerte o un lavado de mente en la famosa habitación 101.

En el año 2008, 60 años después de que Orwell escribiera aquel libro, en España existe una institución parecida al Gran Hermano orweliano, solo que en vez de controlar las mentes, controla los guateques y sus canciones. La SGAE es, según su página web "una entidad de gestión colectiva dedicada a la defensa y gestión de los derechos de propiedad intelectual de sus más de 90.000 socios". Sin embargo, las actuaciones que ha venido llevando a cabo durante los últimos años le han válido el desprecio por parte de gran parte de la población.

La primera decisión que abrió una guerra de guerrillas en Internet contra la SGAE fue la aprobación y posterior aplicación de un canón a todos los productos digitales que se vendieran en las tiendas. Así por ejemplo, por cada CD que compramos, 0.17€ van para la SGAE; por un teléfono móvil con reproductor MP3, 1.10€; por un reproductor de MP4, 3.15€, y así con muchos más productos. (ver lista). Este dinero que va a parar a las arcas de la SGAE para su posterior distribución entre sus socios hace plantearse el qué pasa si yo quiero grabar un disco de música de un autor que no es socio de esta Sociedad y lo quiero usar para mi uso particular. ¿Por qué he de pagar?

Es tal el grado de control que quiere ejercer la SGAE sobre la música que suena en España, que en abril de 2006, un detective vinculado a la Sociedad se introdujo en una boda para investigar la música que sonaba en la fiesta post banquete. El intrépido Sherlock grabó la fiesta, y usó la grabación como prueba visual en el juicio que condenaría a la sala de fiestas a pagar 43179€ a la SGAE. Sin embargo, ocurrió que el cazador fue cazado, porque esta misma grabación violaba los derechos de la intimidad y la propia imagen, recogidos en la Constitución, por lo que la Agencia de Protección de Datos multó a la SGAE con 60.101€. Cara salió la boda

Las últimas noticias del ojo que todo lo ve de la SGAE han venido desde la Comunidad Valenciana. La semana pasada, un ayuntamiento alicantino fue denunciado por la Sociedad que preside Eduardo Bautista debido a que -atención- había usado música de sus asociados en la fiesta de los Moros y Cristianos. También el ayuntamiento de Valencia ha tenido que negociar con este órgano controlador para que no les subiera de manera desorbitada la cuota que, desde 1994, viene pagando el Consistorio para la celebración de las Fallas.

El enemigo de la población en la novela de Orwell estaba encarnizado por Emmanuel Goldstein. ¿Será la SGAE el nuevo enemigo Nº1 de nuestra vida de ocio y diversión? ¿Acabaremos plegándonos sobre los designios de la SGAE? ¿Tiene límites este organismo? ¿Tendré que pagar un canon por haber usado el libro de Orwell como hilo conductor de este artículo? Espero salir indemne de este ojo avizor que todo lo ve y controla.