¿Quién es Santa Claus?

Ayer fue 25 de diciembre, Navidad, y, por tanto, muchos niños del Mundo se despertarían con la ilusión depositada debajo de un árbol de Navidad o en un calcetín rojo y blanco delante de una chimenea. Santa Claus ha venido a muchos hogares del Planeta; sin embargo, no todo el mundo sabe quién es el verdadero Santa Claus.

La leyenda de este viejecito gordo, con larga barba blanca y un traje rojiblanco bien ajustado comienza a forjarse allá por el año 280 D.C. en Patara, una ciudad de la actual Turquía. En ese lugar nació un personaje que se llamaría Nicolás, de padre comercial y de madre con grandes expectativas de que su retoño siguiera los pasos de su tío y se convirtiera en sacerdote cuando creciera.

Y así lo hizo. A la edad de 19, Nicolás se fue a vivir con su tío, tras la muerte de sus padres por la enfermedad de la peste. Con él, se ordenó como sacerdote y al fallecimiento de su tío, Nicolás fue elegido como cura del pueblo donde residía por entonces: la ciudad griega de Mira. En ella, este joven comenzó a impartir sus ceremonias religiosas y a ayudar a los más pobres. De este modo, se cuenta que comenzó a realizar milagros a la gente que lo necesitaba: unos niños que fueron acuchillados y los salvó, unos marineros que le invocaron y éste apaciguó la mar, o unas mujeres que no tenían dinero para la dote y se lo pidieron para poder casarse. Precisamente es de esta última leyenda de donde se cree que comenzó la costumbre de que el posterior Santa Claus dejara los regalos en unos calcetines, puesto que a estas mujeres, el sacerdote Nicolás les había prestado el dinero introduciéndolo en los calcetines que éstas dejaban en una chimenea para que se secaran.

No obstante, por muy buen sacerdote que fuera, Nicolás, al que pronto le llamaron "Nicolás de Mira", falleció por el 6 de diciembre del año 345. La cercanía de estas fechas con las navidades fue lo que marcaría el punto de inflexión en la creación de esta leyenda. Por el año 1624, cuando los holandeses crean Nueva Holanda (ahora Nueva York) se llevan también a sus santos, es decir, San Nicolás, que en holandés se traduce como Sinterklaas. De este nombre derivó su posterior transformación a Santa Claus, realizada por el escritor Washington Irvin allá por 1809. Sin embargo, no sería hasta 1823 cuando el poeta Clement Clarke Moore creó una poesía en la que, basándose en el personaje de Irving, hablaba de un Santa Claus que repartía regalos a los niños en Navidad y que viajaba en un trineo mágico remolcado por nueve renos. En 1863 es cuando Santa Claus engorda, se viste con un traje rojo y blanco y le crece una gran barba blanca que le da un aspecto de abuelo bonachón y simpático con todo el mundo. Este cambio de look fue obra del dibujante alemán Thomas Nast, quien lo usó para sus tiras navideñas.

Ya en el S.XX, Santa Claus sufrió un nuevo lavado de cara, pero esta vez con fines comerciales por parte de la empresa Coca-Cola, que encargó que se "remodelara" el dibujo de Santa Claus para darle un aspecto más humano y creíble y poder usarlo así en los anuncios publicitarios que comenzaron a emitirse a partir de 1931. Por todo ello, sería erróneo decir que Santa Claus es un invento de la Coca-Cola, puesto que ya existía desde mucho antes.

Y así llegó hasta nuestros días la leyenda de este abuelito habitante del Polo Norte y que viaja una vez al año por todo el Mundo para repartir regalos y felicidad a todos los niños que se lo puedan permitir. A pesar de esto, en ciertos países, como en el nuestro, Santa Claus aún sigue rivalizando en audiencia con los tres Reyes Magos de Oriente, quienes nos visitarán a la noche del 5 al 6 de enero y que, a buen seguro, volverán a dejar miles de regalos en las casas donde sus habitantes hayan sido buenos durante el año.