La recuperación de manglares en Sri Lanka tras el tsunami

BENTOTA (SRI LANKA).-  No fue hasta pisar tierra que pude comprobar por qué esta isla es conocida como la perla del Índico o Serendipity, que significa el "arte de hacer felices e inesperados descubrimientos"...

A.D.R

Viveros utilizados para la restauración de los manglares.

Se trata de Sri Lanka, en pleno trópico, allí donde un tsunami barrió todo lo que encontró a sus paso hace tres años. Sin embargo, sus paisajes verdes y frondosos recuerdan que la naturaleza resulta mucho más persistente que el ser humano. Donde todo fue destrucción, hoy crece de nuevo la vida silvestre.

Viajo hasta allí para conocer uno de los proyectos ambientales puestos en marcha tras el tsunami dentro de la red Living Lakes: la restauración de un total de 15 hectáreas de bosque de manglar, el equivalente a 15 campos de fútbol, en torno a tres humedales. La región es uno de los paisajes más bellos y pintorescos de Sri Lanka. Pero también uno de los lugares donde se localizan mayores complejos turísticos.

La iniciativa resulta muy interesante, pues algunos expertos consideran imposible restaurar un manglar. Como prueba esta experiencia, con ciertos criterios técnicos y en situaciones aún reversibles, sí es posible regenerarlos.

Desde 1980 se han perdido unos 3,6 millones de hectáreas de manglar en el mundo, es decir, el 20% de lo que algún día existió. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) considera este dato "alarmante". Y lo es, especialmente en países pobres donde son el medio de vida y sustento de la población rural, tal es el caso de Sri Lanka.

La restauración de manglares empezó a ser importante cuando en Florida (EE UU) se descontrolaron las poblaciones de mosquitos, y también se preocuparon en Filipinas y Tailandia al inutilizarse sus zonas de pesca de gamba. En Sri Lanka fue el tsunami lo que demostró que además de generar recursos, de forma muy productiva, estos bosques acuáticos previenen y protegen ante desastres. Pues, en las zonas mejor conservadas, las raíces del mangle, que vive entre el suelo y el agua, amortiguaron el oleaje y salvaron muchas vidas.

En el área donde se están restaurando los manglares, más de 200.000 cingaleses viven de la pesca, de las maderas y de otros muchos recursos que, cual supermercado, les suministran los manglares. Pero la calidad del agua es muy baja por los vertidos de aguas residuales domésticas y otros efluentes, como los hoteleros, lo que lleva a una disminución de la biodiversidad, perdiendo así el patrimonio que hace tan atractiva esta zona, la costa suroeste.

A. D.R

Detalle de las plantas de manglar.

Hasta la fecha más de 40.000 semillas están creciendo en los viveros familiares que este proyecto liderado por una ONG alemana ha puesto en marcha. El objetivo no es tanto obtener planta para reforestar sino acercar el conocimiento y la formación a la gente que vive allí mismo, en sus orillas e incluso dentro del propio manglar, para que entienda la importancia de estos bosques para sus vidas y llegue a convertirse en su mayor defensora.

Frente a las voces que hablan de la imposibilidad de recuperar un manglar, los expertos de la red Mangrove Action Project en representación de 450 ONG y 300 científicos de 60 naciones, han elaborado criterios técnicos para convertirlo en realidad: investigar las peculiaridades de las especies y comunidades que crecen de forma natural en el manglar; emplear las plantas de vivero sólo como complemento a la rehabilitación natural cuando esta no sea suficiente; caracterizar el funcionamiento hidrológico; evaluar los cambios ocurridos que impiden su regeneración natural; seleccionar las áreas en las que resulte económicamente viable realizar la restauración...

En la zona tamil también existían proyectos de cooperación al desarrollo, pero han tenido que cerrar sus puertas y ya sólo queda la ayuda humanitaria. Y es que este mes de enero la violencia volvió y se cobró la vida de cientos de civiles, tanto tamiles como cingaleses. Este conflicto impide que Sri Lanka sea uno de los destinos turísticos más destacados del Sureste asiático.

Paradójicamente, aquí también existen algunas experiencias muy interesantes de lo que ahora se llama 'turismo responsable'. Es recomendable una visita a los centros de ecoturismo y educación ambiental que, con una profesionalidad y corazón sorprendentes, están construyendo las ONG locales. Ofrecen la posibilidad de estudiar y conocer los manglares in situ: la restauración ambiental y social del concepto del "manglar", del que están convencidos depende su supervivencia.

* Amanda del Río es ambientóloga y trabaja en la Fundación Global Nature