La cárcel de la que escapó 'El Nene', infranqueable para otros

Uno de los mayores traficantes de hachís a ambas orillas del Estrecho, "El Nene", ha sido detenido cinco meses después de su fuga de la prisión de máxima seguridad de Kenitra, 40 kilómetros al norte de Rabat, en Marruecos. Sin embargo, según ha quedado claro, la seguridad no era tan elevada si había dinero de por medio: "La única forma de que se respeten tus derechos en las cárceles marroquíes es con dinero", nos dice el portavoz del Observatorio Marroquí de Prisiones (OMP). Y 'El Nene' lo tenía a raudales, con una fortuna que rondaba los 30 millones de euros.

(EFE)

Mohamed T.A., alias 'El Nene'.

Merced a ese capital, el recluso, encarcelado en agosto de 2003, gozaba de una buena nómina de privilegios: tres celdas para su uso personal, televisión con antena parabólica, dvd, internet, aire acondicionado... De hecho, unos funcionarios de prisiones colaboraron en su huida, por lo que ya fueron condenados a penas de entre dos meses y dos años. No ha sido la única fuga del presidio de máxima seguridad, ya que nueve reclusos islamistas, condenados por los atentados de Casablanca, se escaparon hace menos de un mes.

Presos sin privilegios: el saharaui Mohamed Daddash

A pesar de estas fugas ("el principal problema de las cárceles marroquíes es la corrupción", nos recuerda el portavoz de OMP), Kenitra se había granjeado la fama de ser la cárcel más segura del país. Y también una de las más duras. En ella estuvo recluido el preso político Mohamed Daddash por su activismo en aras de la independencia saharaui. Estuvo 25 años encerrado en las prisiones marroquíes, 14 de los cuales pasó en el corredor de la muerte de Kenitra.

"La vida en Kenitra era muy mala, no teníamos derecho a nada. Casi no había comida, sólo garbanzos, lentejas, arroz y una vez a la semana nos daban algo de carne de vaca", nos ha explicado Daddash. Durante los años que pasó en el corredor de la muerte, tenía que convivir con el temor diario de que cualquier día podía ser el último. "Pasaba todo el día dentro de una celda muy estrecha, de unos dos metros cuadrados, y sólo podía salir una hora al día", asegura.

Los derechos básicos de los presos parecían estar muy olvidados en Kenitra, al menos para presos como Daddash. "El médico sólo venía una vez cada seis meses. Además, en todo el tiempo que estuve en la prisión no pude recibir visitas de mi familia ni de compañeros", recuerda Daddash.

El saharaui nos cuenta cómo la policía secreta acudía a su celda para interrogarle acerca de su postura en el conflicto, sin la presencia de abogados. "Siempre querían que dijera que el Sáhara Occidental era parte de Marruecos pero lo único que yo repetía era que queríamos un referéndum para que se solucionara el problema. Nada más, sólo un referéndum".

En esta entrevista, grabada en 2004 y que nunca ha sido emitida, Daddash cuenta cómo vivió sus años de cautiverio en Kenitra. Al final, intensas campañas internacionales lograron poner fin al cautiverio de Daddash en el año 2001. Sin embargo, Daddash aún tiene que hacer frente a sus vivencias y los recuerdos de un cuarto de siglo entre rejas. En el año 2002 recibió el Premio RAFTO por su labor en defensa de los derechos humanos.