Maradona y Kusturica, el final de un camino turbulento

Con balón o sin balón, el Diego siempre es la estrella. Así en el cielo como en la cancha o como en el mismísimo infierno - que lo conoce bien-, el pibe levanta pasiones y enciende la polémica. Esta vez ha llevado el show al Festival de Cannes para presentar el esperado documental sobre su figura que ha dirigido Emir Kusturica. Director y futbolista-actor han aterrizado en el festival reconciliados después de algunos agrios desencuentros que atormentaron el rodaje.

(REUTERS)

Cuando se juntan dos fuerzas de la naturaleza puede pasar cualquier cosa. Hay alto riesgo de fricciones y también todas las papeletas para que nazca alguna genialidad. "Son dos iconos, dos artistas que cuando se juntan dan un cóctel explosivo", dice desde Cannes Álvaro Augustin, de Telecinco Cinema, uno de los productores de la película, que reconoce que el rodaje se prolongó durante "tres largos y difíciles años" en los que no faltaron los desencuentros entre los dos genios.

Kusturica se confiesa fascinado por el astro del balompié, también conocido como "dios", pero el argentino le mostró al bosnio su vena más irritante y consiguió ponerle los nervios de punta con su indisciplina, por ejemplo, cuando el director llegaba a Buenos Aires para entrevistarse con el pibe y Maradona no aparecía.

Pero para cada uno lo suyo, porque el bosnio, que también tiene su orgullo, le devolvió la jugada en los mismos términos cuando el futbolista viajó a Europa. Vamos, que el rodaje se convirtió en una película de intriga y desencuentros para sus productores, que sabían que la dificultosa reconciliación encerraba un tándem de oro.

Después de fumar la pipa de la paz, Maradona y Kusturica han aterrizado amigos en Cannes, encantados el uno con el otro, y montando un show maradoniano. ¡Que viva el espectáculo!