Menú para el cine de verano

¿Qué sería de un cine de verano sin sus bocadillos, sus refrescos, sus cervezas, sus pipas y, sobre todo, sin sus palomitas de maíz? Sería como estar en casa viendo la tele. Por ello, como homenaje a ese simpático alimento, nuestro menú de hoy está compuesto de anuncios de palomitas de maíz.

A pesar de que ya celebramos Halloween o de que la obesidad de nuestra población infantil no para de aumentar lo cierto es que aún nos queda un poco para ser norteamericanos del todo y repetir esos ritos que, gracias a la películas y series de televisión, sabemos que hacen en la metrópoli.

Cosas como organizar el anuario del High School, tener nuestro propio baile de graduación, elegir al chico y a chica más populares del curso e incluso poseer nuestro propio Ford Mustang Shelby –que previamente habremos restaurado nosotros mismos en el garaje de nuestra casa adosada con jardín– con el que poder irnos al cine Drive-in, esos descampados donde uno aparca el coche y ve películas al aire libre mientras intenta convencer a la novia que se pase al asiento de atrás...

Lo cierto es que en España lo de los Drive-In, o Autocines, no ha tenido mucho predicamento. Aunque en el pasado se intentó que arraigasen en las localidades turísticas de la costa, lo cierto es que han caído en el olvido, tal vez porque los adolescentes españoles no poseen Ford Mustang Shelby en propiedad y sus padres tampoco quieren dejarles el Renault 12 para que se vayan con la novia a pelar la pava mientras ven películas al aire libre.

En España lo que realmente funciona es el cine de verano, que también se hace en un descampado del pueblo (o en el mejor de los casos en un parque) pero al que puede ir toda la familia con sus sillas, sus neveras de playa, sus bocadillos, sus refrescos y cervezas y, cómo no, sus chicles, sus pipas y sus palomitas.

Y es que un cine de verano o un Drive-In sin palomitas de maíz es como un jardín sin flores. Por eso hoy les traemos una serie de anuncios de palomitas. Desde aquellos de la época dorada de los autocines con dibujos animados haciendo spoken-word, hasta los más recientes de Popitas, sin olvidar los de un señor muy peculiar llamado Orville Redenbacher que, a pesar de su aspecto y su sentido del humor, resulta ser un gran empresario norteamericano del maiz.