Noches de Cabaret en el DF

MEXICO DF.-  La alfombra roja desde la calle no miente. Al final, te espera el brillo y oropel de los centros nocturnos de antaño. Esos que desde hace décadas no se veían en la Ciudad de México.

Tongolele, una de las divas del cine mexicano, no se perdió la fiesta. (La foto es de archivo, claro está)

El DF es un buen lugar para pasar la noche. Es tal la cantidad de antros y bares que pasar de la oficina a la rumba es cosa de unos minutos. No se requiere de ninguna preparación especial. Pero es verdad que el glamour se había perdido.

Y esto mismo es lo que quiso combatir Felipe Fernández del Paso (nominado al Oscar por Mejor Dirección de Arte por la película Frida) y se atrevió con la idea de crear un nuevo lugar, vestido de viejo, donde la elegancia es requisito indispensable. En pocos días, se convirtió en un éxito.

Al entrar al Amapola Cabaret & Ballroom —ubicado en el mismo lugar donde alguna vez estuvo el Terraza Casino, de Celia Cruz y Pérez Prado— uno podría encontrarse cualquier cosa que le remita a los viejos filmes de los años 50. No por nada la rumbera Tongolele y la cantante María Victoria —dos glorias del cine nacional— acudieron a la inauguración. En el guardarropa no sería extraño encontrar estolas, pieles y abrigos largos. Prohibido el paso en zapatillas de gimnasia. El lugar lo amerita. Y una vez cruzada la primera puerta, se despliega un mundo de alfombras, terciopelos rojos, plumas y lentejuelas.

Pero no sólo se trata de la escenografía de los dos pisos, cada uno con su respectiva pista de baile y barra de bar, sino del sabor que aquí se le pone a la noche. En punto a las 23.30 horas, diez bailarinas cubiertas de brillos y satines se despliegan en la pista a ritmo de chachachá . Desde un tapanco, una de las dos orquestas compuestas cada una por no menos de 10 integrantes —con todo y trompetas y piano de cola— dan lo mejor de su espectáculo. Y dos cantantes —Thana y Neiffe Peña— envueltas en lentejuelas cierran el show. Porque, dicen, a la música grabada le falta corazón.

De ahí hasta casi el amanecer, el asunto es 'sacudirse la polilla' con los mejores pasos de rumba, mambo y guaguancó. Y no, el concepto cabaretero no lo condena irremediablemente a un lugar destinado a los viejecitos. En la pista, como no se veía desde hace años, se mezclan parejas entraditas en años que llevan siglos bailando juntas, adultos contemporáneos que aquí encuentran consuelo a la invasión del electrónico y jovencitos —dispuestos a cambiar las converse por zapatos de suela— que vienen a descubrir el glamour de antaño. Tal y como lo hicieron sus abuelos.

¿Será que el DF está recuperando su buen gusto?

Amapola Cabaret & Ballroom

• Dirección: Insurgentes sur 953, Nápoles.
• Teléfono: (55) 5687 6835
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