Distribución, exhibición y financiación, los retos del cine iberoamericano

México.-  El cineasta mexicano Arturo Ripstein fue el encargado de hacer pública hoy la Declaración de México, en la que todos los sectores de la cinematografía muestran su preocupación por los problemas de distribución, exhibición y financiación que sufre el cine iberoamericano.

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(EFE)

El ministro de Cultura de España, César Antonio Molina (i), el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México, Sergio Vela, y el cineasta mexicano Arturo Ripstein (d) conversan durante la lectura de la declaración de México, resultado del Primer Congreso de la Cultura Iberoamericana.

Esta declaración, que surge de las reuniones y mesas redondas celebradas estos días en México durante el I Congreso de la Cultura Iberoamericana, dedicado al cine y al audiovisual, será elevada a la 18 Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica, que se celebrará del 29 al 31 de octubre en San Salvador.

Doce puntos hacen parte de la Declaración de México, que no llega a ser tan concreta como algunos de los cineastas que han pasado estos días por el Centro Nacional de las Artes de México pedían, como fue el caso de Antonio Banderas, que solicitó una "ley de mecenazgo para financiar el cine" o los productores que pedían una política cinematográfica fiscal común para Iberoamérica.

El caso es que este documento reconoce el papel "decisivo" del programa Ibermedia, al que España aporta más del 50% del presupuesto, más de 3,5 millones de dólares, y México, país que contribuye con un 10% del total (unos 200.000 dólares) y va a aumentar su contribución, anunció hoy Sergio Vela, Presidente del Consejo Nacional mexicano para la Cultura.

Esta declaración resalta la "necesidad de incrementar la participación financiera de los Estados, con el fin de ampliar su eficacia en los ámbitos de la distribución y la exhibición", dos de los mayores problemas a los que se enfrenta el cine de la región.

De ahí que la declaración recoja en dos de sus puntos la necesidad de apoyar la "distribución independiente para garantizar las diferentes formas de circulación de las obras cinematográficas" y el "acceso de los ciudadanos a las mismas".

Asimismo, promover la "existencia de salas de exhibición que incluyan en su programación regular obras iberoamericanas", así como establecer "mecanismos que estimulen su continuidad en pantalla".

Entre sus puntos, se señala la necesidad de promover la formación de públicos, fomentar la educación y la capacitación de los profesionales del sector, garantizar la restauración del patrimonio fílmico y audiovisual, y los derechos morales y patrimoniales, además de proteger y estimular la creación independiente y potenciar la incorporación de las nuevas tecnologías.

El ministro de Cultura español, César Antonio Molina, destacó que lo "importante y fundamental" de esta reunión fue conseguir que "el cine y lo audiovisual se incorporen a la agenda política cultural de la región iberoamericana".

Explicó que estas medidas tienen sus tiempos para su puesta en marcha, pero anticipó que "pronto verán la luz la mayor parte de ellas".

Una vez concluido este congreso, inaugurado el 1 de octubre por los Príncipes de Asturias y el presidente de los Estados Mexicanos, Felipe Calderón, en el Centro Nacional de las Artes, será Ramiro Osorio, el responsable de cultura de la Secretaría Iberoamericana, el encargado de elevar esta Declaración a la Cumbre de San Salvador.

Exhibición y distribución han sido las palabras más pronunciadas durante estos días en el Centro Nacional de la Cultura, por el que han pasado cineastas como Antonio Banderas, quien alarmaba sobre el peligro que corre el cine iberoamericano por la falta de financiación.

En la misma línea y alertando también sobre los problemas de distribución del cine hispano, los productores, con el español Pedro Pérez a la cabeza, pedían una "palanca fiscal común para todo Iberoamérica" y que así quien invierta en cine y no tenga que ver con el sector tenga exenciones fiscales.

Otros como la cineasta argentina Lucrecia Martel, que el próximo mes estrena en España su nueva película, "La mujer sin cabeza", una producción de la factoría Almodóvar, se quejaba de que para ella es "más fácil estrenar en Europa que en Latinoamérica".

Mientras, el colombiano Sergio Cabrera, director de la "La estrategia del caracol", decía que el cine "latinoamericano tiene que ser de autor, manteniendo una mirada y un lenguaje propio", y contaba con el apoyo de la uruguaya Paz Encina.