Los robots ya están aquí

Año 2020. Un minúsculo robot se pasea por las arterias de un soldado que ya no hace trabajo de campo. Mientras le limpia las arterias, otra de estas máquinas inteligentes, configurada para trabajar muchas horas sin descanso, ya va por su tercer turno, ahorrándole tiempo a un trabajador que tras un accidente laboral recibió un implante robótico en el cerebro.

"Al igual que hoy dependemos del móvil o del coche para nuestras tareas diarias, en 15 años existirá una brutal hibridación del ser humano con los robots". Antonio López Peláez, del departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), explica así la principal conclusión de un profundo estudio sobre el impacto social de la robótica en las próximas décadas, llevado a cabo por investigadores de esta institución y del Instituto de Prospectiva Tecnológica (dependiente del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea).

Los autores del estudio realizaron numerosas entrevistas a expertos mundiales del mundo de la robótica para averiguar cuándo utilizaremos los modelos que hoy se están diseñando, y todos ellos coincidieron en una fecha: año 2020. Para entonces, los robots serán capaces de "ver, actuar, hablar, dominar el lenguaje natural y ser más inteligentes. Nuestra relación con ellos será así más constante y cercana", señala López. Se avecina, por tanto, una revolución robótica que cambiará nuestra percepción: las máquinas brillantes y sofisticadas se volverán herramientas cotidianas con las que compartiremos actividades tanto laborales como sociales.

Así, la frontera entre lo natural y lo artificial se volverá aún más borrosa cuando los robots formen exoesqueletos en las extremidades de personas con dificultad para moverse, se introduzcan en implantes cerebrales 'inteligentes' que mejoren nuestro razonamiento o se conviertan en unidades de limpieza de las arterias. Asimismo, sustituirán al hombre en tareas de seguridad, vigilancia o defensa, hasta el punto de que en la fecha clave de 2020 se prevé que el 40% de los ejércitos estarán automatizados con soldados-robot de la misma manera que lo está "una fábrica de automóviles, lo que significará menos muertes humanas en conflictos bélicos", según López. Estas máquinas inteligentes se integrarán también en los ámbitos doméstico e industrial: ayudarán en la limpieza de la casa, ordeñarán vacas en las granjas y en las fábricas estarán configurados para trabajar 24 horas al día sin descanso, rindiendo como tres turnos diarios.

Pero el caso más llamativo es el de los robots sociales, máquinas provistas de dispositivos de inteligencia artificial con las que podremos interactuar emocional, e incluso, íntimamente. "El robot puede ser un compañero muy bueno y eficaz: al igual que hoy se ven dueños hablando a sus perros dentro de poco hablaremos a los robots". Y no sólo hablar. Según López, actualmente se están diseñando robots sexuales que desarrollarán interacciones placenteras, pues incluirán capacidades sensoriales como el tacto. "Al utilizar al otro como un objeto, podemos considerar al robot sexual como un futuro sustituto de la prostitución o la pornografía", concluye el investigador.

Dejando de lado cuestiones sexuales, los científicos entrevistados también avanzan las repercusiones que acarreará la integración de robots en la sociedad. Posiblemente se formará una 'brecha robótica' que distinguirá entre aquellos particulares, empresas o países con acceso a esta tecnología y lo que no lo tienen. De la misma manera que ha ocurrido con otras tecnologías como Internet, la brecha robótica favorecerá a las sociedades más industrializadas, ampliando la diferencia con los países del tercer mundo.

Ni los robots cierran la brecha.

(*) Eugenia Angulo es periodista especializada y trabaja en la empresa de divulgación científica DIVULGA.