Regala flores también al planeta en San Valentín

Ya es San Valentín y muchos habrán recibido flores de sus parejas. Un buen detalle. No obstante, hay que tener en cuenta que algunas de esas flores provienen de países donde su cultivo puede estar causando graves impactos ambientales y sociales. La buena noticia es que existen alternativas sostenibles.

jeaneeem (Flickr)

El día de los enamorados es cuando más flores se venden en todo el mundo. En España, según datos de Fepex (Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas), las rosas son las más reclamadas: la venta de estas flores el 14 de febrero del pasado año supuso 80 millones de euros.

Importamos un 25% de las flores que consumimos. De cada diez rosas que traemos a nuestro país, tres provienen de Colombia, una de Ecuador y seis de Holanda, según una campaña puesta en marcha por varias ONG con sede en Cataluña. De esta manera, estos grupos denuncian la situación que padecen la mayor parte de los trabajadores de la industria florística colombiana, sobre todo mujeres en precarias condiciones, con turnos de más de 12 horas diarias y salarios mensuales que rondan el precio de un buen par de ramos de rosas, unos 120 euros.

El cultivo de las flores en invernadero consume una gran cantidad de agua y además conlleva un uso masivo de pesticidas y fertilizantes —212,2 kilos de ingredientes activos por hectárea— que causan graves impactos sobre el medio ambiente, contaminan el agua, los suelos e incluso los acuíferos, pudiendo suponer un grave peligro para la salud pública. Resulta irónico que un símbolo de amor conlleve tantas repercusiones negativas.

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El mercado internacional lo controla Holanda. Este país canaliza cerca del 60% del comercio mundial a través de las subastas, por donde pasan alrededor de 40 millones de flores al día procedentes del cultivo nacional, pero también de Kenia, Zimbabue, Israel, Colombia y Ecuador. Sólo hay que visitar el 'Bloemenveiling Aalsmeer', el mercado de flores más grande de Holanda. Sólo aquí, se subastan cerca de 12.000 millones de flores cortadas al día y 500 millones de plantas al año. Según observadores independientes de estas subastas, los compradores acuerdan unos precios de compra extremadamente reducidos, y la mayor parte de los beneficios acaban en mano de los intermediarios: grandes plantaciones, distribuidores y comerciantes.

Alternativas justas

A finales del 2006 se creó la certificación FFP 'Flores y Plantas Justas' (Fair Flowers and Plants), con el apoyo financiero de la Unión Europea. Este sello se encuentra en los puntos de venta donde se comercializan flores en cuyo cultivo se han utilizado tratamientos con productos adecuados, donde además se garantice la seguridad de los trabajadores y no se emplee mano de obra infantil o esclava.

En España no hay demasiados comerciantes que se hayan adherido a este sello, quizá porque los consumidores no lo hemos demandado. Sin embargo podemos encontrar estos productos en diferentes páginas web y es posible encargarlos 'online'.

Por otro lado, en Alicante se encuentra Eligflor, empresa pionera en producir rosas ecológicas, que evita el tratamiento de las plantas con productos químicos tóxicos y combate las plagas con depredadores naturales. Llevan cuatro años apostando por el "cultivo ecológico" y el resultado funciona.

*Vanessa Sánchez es ambientóloga y trabaja en la Fundación Global Nature

(Las conclusiones y puntos de vista reflejados en este artículo son responsabilidad únicamente de su autor y no representan, comprometen, ni obligan a las instituciones a las que pertenece).