Junto a Zelaya en 'tierra de nadie'

TEGUCIGALPA (HONDURAS).-  Tras casi un mes en el exilio, Manuel Zelaya, el presidente de Honduras depuesto en un golpe de Estado, ha tratado de regresar de nuevo a su país. Según él, su intención era dialogar con el Gobierno golpista. Pero el temor a un rebrote de la violencia —que se ha dado, pero sin víctimas— le ha obligado a desistir en su empeño, al menos por ahora. Tras pisar territorio Hondureño por unos momentos, 'Mel', como se le conoce en su país, se ha visto obligado a regresar a Nicaragua junto a un puñado de sus seguidores que lograron llegar hasta él sorteando al Ejército —preparado para detener al presidente depuesto— a través de las montañas. Andrés Martínez Casares, colaborador de soitu.es estuvo allí y nos ha contado, tanto en palabras como en imágenes (ver álbum), lo que ha tenido lugar en ese lugar de la frontera entre Honduras y Nicaragua que se conoce como 'tierra de nadie'.

A.M.C.

Zelaya llegó a entrar en Honduras, pero se vio obligado a volver a Nicaragua (Mira el resto de las imágenes de la jornada).

Cae la tarde en el punto fronterizo de Las Manos, entre Honduras y Nicaragua. Manuel Zelaya, que llegaba aquí pasado el medio día, aún permanece atendiendo a medios de comunicación, respondiendo llamadas telefónicas y saludando a aquellos que han conseguido llegar caminando varias horas por el monte.

Todavía no se sabía si trataría de entrar de nuevo en el país o volvería a Nicaragua, de donde había salido horas antes. Permanecía en tierra de nadie mientras grupos de seguidores aparecían coreando frases de apoyo a 'Mel' al tiempo que bajaban por el camino de un monte cercano. "Zelaya, aguanta, Honduras se levanta" gritaba un grupo procedente de la comunidad de Olancho. Al mismo tiempo, el Ejército y la Policía le esperaban para detenerlo.

Un inusual toque de queda fijado a las 12 de la mañana, y que no permitía la libre circulación en las cercanías de la frontera provocaba, no sólo la inmovilización de los camiones que permanecían a un lado del camino, sino también las protestas en El Paraíso dónde el ejército no permitía el paso. Era el último de una serie de controles que se repetían a lo largo de la carretera que une Tegucigalpa con Nicaragua, y donde se tenía que quedar todo el apoyo popular de Zelaya.

Con la caída de la noche los retenes permanecían y los seguidores de Mel instalaban barricadas y encendían hogueras frente a los soldados en algunos de ellos, en los que también se encontraban familiares del depuesto presidente, que esperaban el regreso de un Zelaya que había vuelto a Nicaragua.

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