Un juez podría pedir que se practiquen pruebas dactilares en el caso de Pablo Ibar

Miami (EEUU).-  Un juez de Florida (EEUU) podría pedir en las próximas semanas que se practiquen nuevas pruebas de huellas dactilares a un sospechoso de los asesinatos por los que fue condenado a muerte el español Pablo Ibar, en el corredor de la muerte en Estados Unidos desde el año 2000.

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(EFE)

Ibar fue condenado a la pena capital por los asesinatos cometidos en 1994 de Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y dos modelos, Sharon Anderson y Marie Rogers, que estaban en su casa de Miramar. EFE/Archivo

"El juez considera ahora la posibilidad de pedir que se practiquen pruebas de huellas dactilares a William Ortiz", sospechoso de ser el autor del triple asesinato por el que Ibar fue sentenciado a la pena capital, dijo a Efe Benjamin Waxman, letrado del español.

Waxman explicó que en la vista judicial de mañana, lunes, habrá un cambio sustancial, ya que Ortiz, condenado a cadena perpetua en una cárcel del estado de Florida por otros crímenes, "cuenta ya con su propio abogado y puede hablar", así como ser sometido a nuevas pruebas de huellas dactilares.

No obstante, indicó que es probable que la audiencia sea muy breve y el juez fije otra nueva para dentro de unas semanas, debido a que el abogado de Ortiz "no ha tenido tiempo de examinar el material y hablar con su cliente" y ha sufrido la pérdida de un ser querido.

El nuevo letrado de Ortiz "pedirá un par de semanas para responder a nuestras peticiones. Estoy seguro de que el magistrado le concederá más tiempo", apostilló Waxman.

Jeffrey Levenson, juez encargado del caso en un tribunal de Fort Lauderdale (norte de Miami), había solicitado a la Fiscalía que designase un abogado de oficio a Ortiz, de 37 años y origen puertorriqueño, antes de que éste hiciese cualquier tipo de declaración.

Sin embargo, la Fiscalía "recurrió esa petición" ante un tribunal de apelaciones con el argumento de que el sospechoso no estaba inculpado por los asesinatos, por lo que no podía ser obligado a comparecer con un abogado ni a declarar.

En fechas recientes, el tribunal de apelaciones dio la razón a la Fiscalía al anular la orden del magistrado. "Ellos (el tribunal de apelaciones) dicen que no hay autoridad para nombrar un abogado del estado", precisó Waxman.

Sin entrar en más detalles, el letrado explicó que cuando la corte de apelaciones emitió su dictamen Ortiz ya tenía su propio abogado.

Tras una audiencia que se celebró a finales de julio pasado en Fort Lauderdale, Waxman explicó a Efe que la calidad de las huellas dactilares del sospechoso era mala y que éstas no se podían cotejar de manera fiable con las recogidas en el lugar del crimen.

Por ello, comentó que estaba evaluando la posibilidad de solicitar que se le practicasen nueva pruebas dactilares a Ortiz.

El caso Ibar dio un giro inesperado el pasado 19 de marzo cuando su abogado defensor entregó al juez una declaración jurada y sellada de un testigo que asegura que otra persona le confesó que era el autor de los asesinatos imputados a Ibar, de padre español y madre cubana ya fallecida.

En la declaración, el testigo Juan Gispert dijo al abogado defensor que Ortiz le confesó que él era el autor del triple asesinato por el que fue condenado a muerte el español en el 2000.

Ibar fue condenado a la pena capital por los asesinatos cometidos en 1994 de Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y dos modelos, Sharon Anderson y Marie Rogers, que estaban en su casa de Miramar, crímenes que fueron grabados por cámaras de seguridad.

Con esa información, el letrado presentó en el 17 Circuito del Distrito Judicial del condado de Broward una alegación en la que pedía que se ordenase una "comparación del ADN, las huellas dactilares y el pelo de Ortiz con el ADN obtenido de una camisa azul (hallada en la casa) y 31 huellas dactilares sin identificar".

Pero la Fiscalía insiste en que no es posible practicar las pruebas de ADN porque no hay rastro de este ácido en la prenda.

Durante las sesiones de la audiencia probatoria de marzo pasado, Kayo Morgan, el primer abogado que defendió a Ibar, reconoció que cometió graves errores cuando defendió a su cliente.

Morgan, abogado de oficio, admitió que su representación fue muy deficiente porque atravesaba un complicado período de su vida por los problemas de su esposa, que era drogadicta, así como por su mala salud.