Leica presenta la M9, no apta para mortales

En 1990 Logitech lanza la primera cámara de fotos al mercado de consumo, Kodak desarrolla la primera réflex digital de la historia, y Adobe sacaba la primera versión de Photoshop. Hoy, 19 años después de todo aquello, Leica ha presentado por todo lo alto la M9. Una máquina que muchos esperaban desde que la fotografía se hizo digital.

Leica

La cámara puede usar objetivos Leica fabricados desde los años 50.

Lo fundamental de esta cámara telemétrica es que incorpora un sensor digital de fotograma completo, idéntico en tamaño a un negativo analógico de 35 mm. No hay que olvidar que esta empresa alemana fueron los que crearon en los años 20 la primera cámara que permitía disparar con este formato de película. Así, la Leica M9 pertenece a una familia de máquinas que entronca con los orígenes de la tecnología fotográfica que hoy conocemos.

En el año 2000 Pentax desarrolló el primer prototipo de cámara equipada con un sensor de seis megapíxeles y unas dimensiones de 24x36 mm, las mismas que las de la película de paso universal. Este logro técnico era clave para que la fotografía digital pudiese ser tomada en serio por muchos fotógrafos.

Canon, Nikon, y Sony disponen ya de varias cámaras réflex con sensores de 'fotograma completo', pero no ha sido hasta hoy que los impulsores de los 35 mm, Leica, han logrado una cámara digital de estas características y plenamente compatible con la distancia focal original de todos los objetivos de la mítica serie M (se fabrican desde los años 50).

Todo esto suena a puro fetichismo, y en parte lo es. Pero lo cierto es que las Leica son cámaras adoradas tanto por los coleccionistas —dicen que es una gran inversión hacerse con una de ellas— como por aquellos fotógrafos que saben que empuñar una Leica supone olvidarse de los caprichos de los fabricantes de tecnología fotográfica. Las suyas son cámaras de fotos y no 'gadgets', y eso no tiene precio para los que gustan de concentrarse en hacer fotos y reniegan de las guerras entre nikonistas, canonistas, y otras tribus.

Leica no tuvo más remedio que lanzar la M8, de la que posteriormente apareció la versión M8.2, porque todos aquellos fotógrafos que se habían mantenido fieles a estas máquinas, usadas por Cartier-Bresson o Koudelka, y querían disparar fotos digitales esperaban que Leica lanzase de una vez por todas una cámara digital seria.

El reto tecnológico era complicado. Había que seguir utilizando el diseño de la serie M analógica y meter dentro de ese cuerpo un sensor de imagen de calidad, algo que planteaba problemas tecnológicos de gran calado. La Leica M8 tardo en aparecer y cuando por fin lo hizo en el año 2007 fue con un sensor que obligaba a aplicar un factor de multiplicación focal de 1.33 a las ópticas Leica M. Además era extraordinariamente sensible a las radiaciones ultravioletas. Si estas se proyectaban sobre una superficie negra aparecían tonos magenta en la foto.

Este fallo, propio de una compacta de 100 euros, tuvo que remediarse enviando Leica unos filtros de luz ultravioleta a todos los poseedores de una M8. Llovieron las críticas. No era para menos. Esta es una cámara destinada a un uso profesional y su precio es de lo más prohibitivo. La Leica M9 tenía que borrar este mal sabor de boca que causó su antecesora.

Stanley Kubrick fotografiado con su Leica.

Las características técnicas

Leica ha logrado que el sensor de 18 megapíxeles que Kodak ha desarrollado en exclusiva para la cámara encaje en un cuerpo prácticamente idéntico al del modelo M8. El diseño por tanto de la serie M queda intacto. La cámara, pese a la solidez de su construcción en aleacción de magnesio, es la mas pequeña del mundo con un sensor de estas características, pues pesa unos 600 gramos.

El rango de sensibilidades va de los 160 a los 2.500 ISO (aunque existe un modo forzado de 80 ISO). Según han contado —pues no hay de momento fotos que lo demuestren— el ruido del sensor a 1.250 ISO es comparable al de la M8 a 640 ISO. De ser esto así la mejora sin duda es espectacular. Para el tratamiento de la imagen consta de un doble procesador que es de esperar que haga maravillas con el color.

La M9 no es una cámara rápida. Sus ráfagas estan limitadas a dos fotos por segundo con un máximo de 8 capturas. Pero por otra parte esta es una máquina pensada para el reportaje y no para fotoperiodistas que tengan que pelear en las trincheras de la actualidad diaria. La ergonomía y los controles es de suponer que son dos aspectos que seguirán teniendo un tratamiento tan exquisito como siempre. Por otra parte, la cámara no graba vídeo, pero esto en Leica ni se lo habrán planteado. Aunque parezca increíble mas de uno se lo tomaría como una traición.

En resumen, la M9 mantiene el espíritu atemporal de la serie M. A falta de ver que clase de fotos hace probablemente esta sea la cámara que convencerá a los últimos reticentes de que Leica sabe hacer también cámaras digitales. De ella no puede decirse que sea ni mejor ni peor que otras cámaras profesionales, sencillamente es única. ¿El precio? el de siempre, una barbaridad para el común de los mortales.

La X1, la hermana pequeña

Leica

La X1 usa un sensor APS-C y tiene una óptica fija.

En un momento en el que Olympus y Panasonic están pegando fuerte con el sistema Micro Cuatro Tercios Leica no ha decepcionado y ha puesto sobre la mesa junto con la M9 una sorpresa: La Leica X1. Se dijo que esta es una versión de la recién aparecida GF1 de Panasonic, aliados de Leica en el mercado de consumo, pero lo cierto es que las similitudes no son tantas como se pensaba.

La X1 se desmarca claramente de la GF1 al utilizar un sensor de tamaño APS-C, que es de suponer que tiene algo más de calidad que el Micro Cuatro Tercios que equipa la GF1, y usa una óptica fija Leica Elmarit 24 mm f2.8 (equivalente a 35mm aplicando el factor de corrección del sensor). Dos características que la acercan a las Sigma de la serie DP que en su momento analizamos. Costará unos 2.000 dólares.