Los niños temen más el pescado del comedor que la gripe A en la vuelta al cole

Madrid.-  Los niños que hoy han comenzado las clases en los centros públicos de Madrid se han encontrado en sus aulas con varios carteles informativos sobre la gripe A, un virus que aún no consigue preocupar tanto a los escolares como el "temido" pescado del comedor.

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(EFE)

Una profesora saluda a los niños en un colegio de Madrid, donde hoy comienza el curso escolar que abre las escuelas públicas de la región, a las que asisten más de 640.000 alumnos del millón de estudiantes de la Comunidad.

Las caras de emoción, los nervios, algún que otro llanto y las prisas de los más rezagados, son típicos de una mañana como hoy, la de la vuelta al 'cole', en la que padres, profesores y alumnos comparten la misma ansiedad, aunque esté provocada por distintas razones.

Anoche, Sebastián pidió a su padre el móvil para ser el primero en escuchar la alarma, "estaba ansioso por empezar el 'cole' y ver a sus amigos", cuenta a Efe su padre, Juan, que ha tenido que levantarse antes de hora por los gritos de su hijo que móvil en mano gritaba "¿por qué no suena papá?.

El curso 2009/10 ha comenzado hoy en Madrid con 1.082.955 alumnos -27.914 escolares más que el anterior-, y con la gripe A como novedad en los colegios, que cerraron el curso anterior con cierta inquietud ante este nuevo virus que se propagó por varios centros de la región.

Directores, profesores y trabajadores se han ido reuniendo con la Administración en las últimas semanas para dar con la mejor forma de informar sobre los protocolos de prevención, "de una manera clara y sencilla".

El lavado de manos, el cuidado con los estornudos y la atención a los síntomas de fiebre son las "normas básicas", pero, tal y como explica la directora del C.P Los Castillos, de Alcorcón, Eva María Borrego, es "complicado" con los niños, ya que "hay que insistir" en otras cuestiones como "que no chupen los lápices o que no vayan de la mano".

En el C.P Fernando el Católico, la idea es "transmitir normalidad" y "dar la información necesaria sin caer en el alarmismo", señala su jefa de estudios, Estrella Alarcón.

Los padres, por su parte, no se muestran muy preocupados, porque "hay enfermedades mucho más peligrosas a las que no se les da tanto bombo", señala Angelina, madre de un niño.

Aunque convencida de que "todos terminarán cogiéndola", Amalia, profesora del Fernando el Católico, ha creado un mural con información para que los niños entiendan las instrucciones "en su lenguaje".

En Los Castillos, sin embargo, la directora se pregunta cómo evitar el "hacinamiento" de niños y dejar más espacio en el comedor que, a pesar de que tiene dos turnos, ahora "está hasta arriba" y sus pequeños comensales (562) "se tocan codo con codo".

El momento de la comida preocupa a los escolares, no por el posible contagio, sino porque tienen que despedirse de la "paella de mamá" y volver al "pescado con verduras" que tan poco éxito tiene entre los alumnos.

Claro que ellos no saben que, con los gastos del comedor, el de los libros y el material, son los padres los que tienen que cuadrar cuentas en estos momentos de crisis económica, como Marta, que con dos hijos afronta el mes de septiembre con los dos cabezas de familia en paro y "sin ninguna ayuda, porque tienen en cuenta la renta del año pasado", se queja.

Iniciativas como la del ayuntamiento alcorquense, que presta los libros de texto a todos los alumnos de educación obligatoria, hace más llevadera la cuesta de septiembre a los padres, "encantados" con la idea, porque "solo los libros pueden costar de 200 a 300 euros", comentan en corrillo las madres.

Son las preocupaciones de todos los años, y Eduardo, conserje desde hace 30 años, las conoce bien: "desde la puerta parece que todo está desmoronado, que no hay organización, pero la experiencia te enseña que todo se normaliza y que de lo que se trata es de arrancar", asegura.

Beatriz Rubio-Shaní Gerszenzon